Una linda rosa.
Azul como el cielo despejado.
Azul como el pajarito que va volando por el prado.
Mi rosa.
No era una rosa artificial.
Era de verdad.
Muy linda -por cierto-

La mantuve entre mis manos todo el tiempo que pude.
Era bella, delicada, suave como un beso en la mejilla.
Estaba perfumada con el aroma de un querer.
Era mi rosa.
Y ahora, tristemente está muriendo.
Estoy triste por eso.
Estoy triste por mi hermosa flor.
Pero su corazón sigue vivo.
Permanece aun latiendo azul y refrescante,
con sus dulces venas en rosado y su suave pecho marchitado,
que vivirá en mi recuerdo.
En mi feliz recuerdo enamorado.
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